Vivir en un paraíso rojo, verde, azul.
Infinita lluvia de metal
que se oxida,
que nos deja más vacíos.
A volar entre las cenizas
de la noche
que nació la soledad.
El suelo reclama su sed natural.
Animales primitivos...
Vivir en un paraíso rojo, verde, azul.
Llueven containers del cielo
y su lluvia barrió mi identidad.
La ciudad te atrapa
con sus brazos afilados
y con uñas de cristal.
El suelo reclama su sed natural.
La nación no tiene noción de nada,
la nación no tiene convicción.
No puede ser que el mundo esté
tan al revés que nos mareamos,
quiero saber, si Dios es mi rival.