La vida comenzó a tener sabor
cuando empecé a excavar
los más oscuros rincones
del pensamiento.
La luna blanca
refleja nuestros cuerpos
cayendo en el mar.
Soñemos que vencemos
nuestros miedos de pensar.
Yo sólo ansiaba escuchar
los secretos del corazón,
tan insolente es mi pasión
que no merezco tu perdón.
Nada se compara
con el amor que me das.
Tan frágil como una lágrima
en la lluvia es la mentira,
paredes blancas se cierran
y la noche me enfurece más.
Todo me hastía menos tú,
sabes bien que somos tan pobres.
Yo sólo ansiaba escuchar
los secretos del corazón.
Muéstrame tu dolor
ese dolor, sin razón
que hay en mí.
La vida comenzó a tener sabor
sobre el final,
la vida comenzó a tener sabor
cuando te conocí.