Si tengo que afiliarme, yo me afilio
A la caricia que procede de tu mano
A las esquinas azules de la noche
A las palomas que optaron por mi tejado
Si he de detenerme, me detengo
Ante el vino compartido con mis amigos
Ante el barco de la vela y la sonrisa
De la cajera del ultramarinos
A todo eso que los misíles apuntan
Con su ojo de fuego miserable
A todo eso que la guerra arrebata
A todo eso que soñamos habitable
Si he de declararme, me declaro
A la flor que nace en los escombros
A la luna de abril enamorada
A las olas de la isla del tesoro