Tú me acostumbraste,
a todas esas cosas
y tú me enseñaste,
que son maravillosas.
Sutil llegaste a mí,
como la tentación,
llenando de inquietud,
mi corazón.
Yo no concebía,
cómo se quería,
en tu mundo raro
y por ti aprendí.
Por eso me pregunto,
al ver que me olvidaste,
porque no me enseñaste,
como se vive sin ti.
(Recitado:
Así es,
tú me acostumbraste,
sin embargo,
no soy dueño
de que este amor dure,
como tampoco fui papracericar,
de que este amor comenzara).
Yo no concebía,
cómo se quería,
en tu mundo raro
y por ti aprendí.
Por eso me pregunto,
al ver que me olvidaste,
porque no me enseñaste,
como se vive sin ti.
Porque no me enseñaste,
como se vive sin ti.