La vi bajar por el río
toda vestida de abril
y en la cintura un manojo
de flores que un día supieron de mí.
No quise hablarle esa tarde
era una tarde de adiós
y me quedé meditando
por las cosas tristes que tiene el amor.
Por qué marcará el destino
a fuego la cerrazón
si yo no estaba en tu tiempo
porque me amanezco pensando en los dos.
Cansancio de las violetas
que se quedaron sin voz
pero yo sigo esperando
que vuelvas al alba como una canción.
Y habrá de llevar la vida
pañuelo al aire te irás
pero no dobles la cara
que aquellos que lloran no vuelven jamás.