Final del Juego
Crónica de una lágrima anunciada.
La sátira dolencia que se aferra
a la espalda del que cuenta olvidos
como cuenta un diluvio en las venas
Oscurece entre ayeres
de amores reticentes,
y vela tras las rejas
por soñar estar durmiendo.
Se merece una tregua.
Y sanciona a su ilusión hastiada
con los ojos más hermosos que besó
Y tira de la soga las agujas
de un reloj que sangra cuando da las dos.
No aparece ya su instinto
Alimenta una rabia ingenua
Cena con su ausencia
Y después la invita a pasar
Y sucumbe su cabeza hastiada
De que den por ciega su obsesión
Y añade a su gesto la mejilla
Que recibe otra piña y se ajusta el puñal justo al corazón.