Convictos de la horca
no ejecutados
viven como Dios
en su reinado.
Llevan el estigma
en sus modales,
víctimas futuras
de sus propios males.
Alguien me dirá
quienes son ellos,
los distinguirán
por la marca en su cuello.
Como sombra de ti mismo
persiguiendo a tu suerte,
como el sueño
que tuviste
sentirás que has vencido.
Dales su ración de violencia
chúpale la sangre
de de de sus venas.
Acecha sus casas
roba sus bienes,
o te olvidarán
hasta la muerte.
Somos los verdugos
de la historia.
Somos los cuchillos
en su memoria.
Como un zombie en su vida
ignorando la mentira,
náufrago de mares secos
sólo el odio me da vida.