Hubo un espacio y un tiempo
acababas de nacer
emergías a la vida
con la totalidad del Ser.
Cuerpo y Alma eran uno
toda esencia de verdad
brillaba un haz encendido
con lumbre de identidad.
Así llegaste a este mundo
que te acunó con fricciones
estímulos desde afuera
internamente, emociones.
Ansiedades, desconcierto
y tanto ruido en la mente
abrumaron tu conciencia
con deseos impacientes.
La quietud que acompasaba
el reloj de tus momentos
se volvió ese torbellino
presuroso como el viento.
El alma desesperada
sintió esa separación
y comenzó el sufrimiento
de aquella fragmentación.
El ego tomó las riendas
de ese ser en soledad
invadiendo tu pureza
con toda su densidad.
Ahora el camino es difícil
para volver a tu centro
librar el Alma del peso,
equilibrarte por dentro.
Recupera hoy la Luz
como bálsamo esencial
que se expanda en tu interior
integrando el Ser total.
Ya iluminada tu Alma,
un faro en la inmensidad,
rescatará la pureza
que le dio la eternidad.