Temprano el durazno del árbol cayó
su piel era rosa dorado del sol
y al verse en la suerte de todo frutal
a orillas de un río su fe lo hizo llegar.
Dicen que en este valle,
los duraznos son de los duendes...
Pasó cierto tiempo en el mismo lugar,
hasta que un buen día, se puso a escuchar
una melodía muy triste del Sur
que así le lloraba desde su interior:
"Quién canta es tu carozo
pues tu cuerpo al fin tiene un alma...
y si tu ser estalla
será un corazón el que sangre...
y la canción que escuchas
tu cuerpo abrirá con el alba..."
La brisa de enero a la orilla llegó
la noche del tiempo sus horas cumplió
y al llegar el alba, el carozo cantó
partiendo al durazno que al río cayó...
Y el durazno partido
ya sangrando está bajo el agua...