No cambiaré la hierba por la nada.
No cambiaré la llama del hogar.
No cambiaré la luz de esta mañana,
ni estas colinas que duermen al sol.
No cambiaré la luna de esta noche.
No cambiaré la tierra por el mar.
No cambiaré la magia del silencio
que cada noche me viene a besar.
Tengo la vida prendida de un viejo reloj.
Tengo en el alma, heridas.
No cambiaría por nada un minuto de amor.
Tengo la vida prendida de un viejo reloj.
Tengo en el alma, heridas.
No cambiaría por nada un minuto de amor.
No cambiaré las gotas de rocío.
No cambiaré el vuelo del halcón.
No cambiaré los chopos amarillos
ni las cigarras que mueren al sol.
No cambiaré la lluvia de este otoño.
No cambiaré la espina del rosal.
No cambiaré la voz de mi guitarra
que en la distancia se empeña en llorar.
Tengo la vida prendida de un viejo reloj.
Tengo en el alma, heridas.
No cambiaría por nada un minuto de amor.
Tengo la vida prendida de un viejo reloj.
Tengo en el alma, heridas.
No cambiaría por nada un minuto de amor.
Tengo en el alma, heridas.
No cambiaría por nada un minuto de amor.