Aquella tarde llovió
y por las calles vagó
como una sombra.
Pronto la noche la envolvió
y a la taberna regresó
y un marinero la abrazó... si.
De aquellas garras escapó
no vio a la gente sonreír
y en su buhardilla de alquiler
lloró en silencio hasta dormir,
y aquel pequeño juguetón
besó la frente de Denise
y entre sollozos musitó:
Lloras por mí.
Y en el amanecer una casa sin luz
unos ojos sin vida
y en el aire quedó la sonrisa infantil
que la lluvia borró.
Aquella tarde llovió
y por las calles vagó
como una sombra.
Pronto la noche la envolvió
y al viejo bar no regresó
ni un marinero la esperó... no.
Dicen las gentes que Denise
pasó la noche en el canal
y en una orilla se encontró
un fleco de su viejo chal.
Ya la taberna se cerró
y en la buhardilla de Denise
un lazo negro se colgó;
murió en abril.