Un ángel bajo al infierno
y subió a la tierra ataviado con sus mejores galas:
su forma humana.
Así engañó al hombre y lo llenó de ira y rabia.
Le vistió con recuerdo hasta llegar al rencor.
Y de ahí a la destrucción, alisando el camino a su Señor,
construyendo los cimientos del dolor.
Y, Él, Mefistófeles, se ríe bajo su trono
esperando el gran momento para resurgir de los muertos.
Y, no, no es el diablo,
y no, no es el Apocalipsis,
solo es el hombre el único culpable.
Sin tiempo de arrepentimiento,
pues solo se nos concedió un don:
una vida a la que traiciona su propio amo.Y nosotros la maltratamos.
Y nosotros la destruimos
con el poder del engaño y del egoísmo.
Solo una oportunidad, solo una vida
Solo una oportunidad, solo una vida