Un vestido color té
y un beso frío,
maduraron este amor
que duele tanto.
Quise tenerte más
y más te fuiste,
por no saber llorar
quedé sin llanto.
Reventó mi corazón,
cabal, poeta,
y en la triste soledad
quedé sin penas.
Qué importa si eras buena
o no eras buena,
tibieza de otro sol,
punto y aparte.
Cuando no puedas más,
vuelve a mi lado.
Vuelve vencida o triste,
pero vuelve.
Piensa que nunca más,
ya nunca nadie
podrá partirse en dos,
el corazón para esperarte.
Y aunque me acose más,
mas he de amarte
y aunque me duela más,
más he de amarte.
Es que llevo tu carmín
entre las uñas,
como un grito
y es infinito el amor
que puedo darte.