Decís que soy culpable de toda tu tristeza,
que todo en torno mío se vuelve sinsabor,
que al darme tu cariño perdiste la cabeza
como por una copa repleta de licor.
Yo quiero que medites, con calma y sin reproche,
y que en las aguas mansas de mi sinceridad
claves tus ojos negros, sombreados por mi noche
y un rayo de tu vida me dé su claridad.
A oscuras,
yo sentí tu primer beso.
A oscuras
me llamó tu corazón.
Y mi alegría fue cantando en la arboleda
por aquella calle larga
de nuestra unión...
A oscuras
hoy me muero por tu olvido.
A oscuras
voy sangrando en mi dolor.
Y ni la luna, ni cien soles
ni cien lunas
quebrarán estas tinieblas
donde me perdió tu amor...