De dios aprendí a sentir,
como si fuera propio, el dolor ajeno,
la injusticia de los postergados
y la tristeza increible de vivir en la tierra,
que lo ofrece todo para que los más no tengan nada.
Aullando entre relámpagos,
perdida en la tormenta
de mi noche interminable, diós,
busco tu nombre.
No quiero que tu rayo me enceguezca en su fulgor,
porque preciso luz para seguir.
Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir.
Yo siento que mi fe se tambalea,
que l gente mala vive, dios, mejor que yo.
Si la vida es un infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
cuál es el bien del que vive en nombre tuyo,
limpio, puro, para qué.
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mate en tu nombre, dios
lo que ha besao.
El segurite es dar ventaja
y el amarte es sucumbir al mal.
No quiero abandonarte yo.
Demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune, dios,
para besarte.
Enséñame una flor que haya nacido
del esfuerzo de seguirte, dios,
para no odiar al mundo que me desprecia
porque no aprendo a robar
y, entonces, de rodilla en los guijarros,
hecha sangre,
moriré por vos, feliz, señor.
Si la vida es un infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
cuál es el bien del que vive en nombre tuyo,
limpio, puro, para qué.
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mate en tu nombre, dios
lo que ha besao.
El segurite es dar ventaja
y el amarte es sucumbir al mal.
Yo siento que mi fe se tambalea,
que l gente mala vive, dios, mejor que yo.