Hoy vino el patrón
y nos dejó su niño
Casi tres horas
Nos dejó su niño.
Indefenso, sonriente y millonario,
Un angelito gordo y sin palabras.
Lo sentamos allí,
Frente a la máquina
Y él se puso a romper su patrimonio.
Como un experto desgarró la cinta
y le gustaron efes y comillas.
Nosotros, satisfechos como tías, dejamos que haga y que deshaga.
Por suerte ya la máquina está rota.
Después de todo, el niño es un encanto.
Sólo dice “Papá”.
En diciembre dirá “Está despedido, no sea idiota”