Letra: Cátulo Castillo
Música: Aníbal Troilo
Si el mundo revirao, golpeándote,
te tira pa’ un costao de la pared;
si el vento es un suspiro
y el día tres
ya se espiantó de yiro
y queda el mes...
Si al fuego de la fragua todo fue
y el jugo de paraguas hoy es café,
servime de testigo, tené fe,
gritá conmigo, viejo, ¿y a mí qué?
Y pensar que allá en la rama
con qué fe mansa
me criaste, mamá...
¡Pobre mamá! En la balanza
fui justo un drama
pa’ su esperanza...
¡Un fracaso! ¡Un careta!
¡La perdición!...
El que apostó a la mosqueta
su corazón...
Pero, ¿sabés? Sos mi Dios.
Juntito a vos
yo no sé
más que gritar: ¿Y a mi qué?
Si todo ya está usao: la yerba, el té,
y el dato que te han dao
de mala fe...
Si aquella pobre grela no da más
y banca la quiniela
el Juez de Paz...
Si el santo de la historia es un ladrón
y alterna el zanahoria
con Napoleón,
no se te importe un higo,
-¡dale!, gritá conmigo, viejo:
¿Y a mi qué?