Repaso sus palabras
una y otra vez.
Mil interpretaciones
y algo que no sé.
Y esto no hay quien lo aguante,
ni siquiera Atlas en su espalda,
ni siquiera en señor Sansón.
Si hay suerte esta semana
llama antes que yo.
Mis frases preparadas
van al traste sólo en un instante.
No hay manera ni de insinuarse.
Doy gracias al encuentro
por casualidad.
Y finjo indiferencia,
por si al rato caigo inconsciente,
por si acaso cojo y me declaro.
Y ya ni la paciencia
juega a mi favor.
Esto no hay quien lo aguante.
Ni siquiera Atlas en su espalda,
ni siquiera, ni siquiera… yo.