La calle me clavó
la punta de su cruz.
La calle me apretó
el hueco de la luz.
En suelas que gasté.
En tanto andar detrás.
La calle con mi piel
y con la piel de usted,
se puso la llovizna
y me enseñó a morder.
Un lobo más
que tuvo que vivir.
Tibieza y pan
me puse a perseguir.
Por pisar mal
a veces me caí.
Por no pegar
me la dieron a mí.
Un lobo más
que tuvo que aprender
a no llorar
y a saberse vender.
Por no aflojar
de adentro me arrugué
Por no entregar
lo poco que salvé.
La calle me enseñó
sus dientes y su ley
y lo que quise yo
qué caro lo pagué.