Igual que un fantasma que acercó el pasado.
Tenaz, corcoveando entre la neblina.
Un frágil tranvía, trágico y cansado,
desnuda su angustia en la vieja esquina.
Astilla de un tiempo que se hizo recuerdo,
parece buscarse en lo que se ha ido.
Arrastra sus huesos con tranco muy lerdo
y es áspera brisa su respiración.
Es un Buenos Aires,
que acaso regresa.
Que quiere mirarnos,
campanear la vida.
Tristón y asombrado
de ver tanta herida.
Do tantear sus ruinas,
de hurgar su fatiga.
Las calles que duelen.
La melancolía
de cosas que se fueron.
Ver que no crecieron
las flores soñadas,
los mejores días...
Disuelto en las luces de la aurora nueva,
se pianta el tranvía rumbo hacia el olvido.
Tal vez tantas llagas sórdidas lo llevan
tras el Buenos Aires que ayer fue su abrigo.
Sonámbulas sombras le vieron el gesto
que esconde con pena lágrimas raídas.
¡A ver, Buenos Aires! A jugarse el resto.
Y cambiemos esto, con ganas y amor.