Caminemos, muchacha, por la calle
y no nos entreguemos
aunque esto ya no ande.
Dame el brazo bien fuerte y caminemos,
que otro mundo distinto
hoy tengo para darte.
Tengo un mes sin fin de mes.
Un trabajo sin patrón.
Un lugar para los dos.
Ganas de amarte.
Mucha luz a repartir.
En la red tengo al ladrón
de tu sangre y de mi sangre.
Una vida que da ganas de vivir,
porque ya no aguanto más
que me lleven por delante.
Todo eso tengo yo.
Todo eso y ya verás.
Porque sé donde está el sol.
Y por él voy a pelear.
Caminemos, muchacha, y no me digas
que no vale la pena
por algo así, jugarse.
Olvidando los pozos de la vida
y tanta cosa triste
que conviene olvidarse.