La luz temprana despertaba,
quemando sueño en tus pestañas,
ardiendo igual que tu esperanza,
siempre... alba.
Madrugadora de mi pueblo,
muchacha flor, ¿por qué soñabas?
tenías algo que crecía...
viento... sol.
Nuestro es el mismo camino,
y nuestro, lo que nos falta.
Podemos decir que somos igual
que nuestra esperanza.
Aquello mismo que crecía,
la juventud trepando el alba,
aquello sigue con nosotros,
siempre... alba.
Aquella luz que despertaba,
aquel fervor y aquellas ganas,
aquel temprano sol que vuelve
somos hoy...
La misma cosa que somos,
la somos por haber visto
las piedras y las tristezas
rodar... por el mismo sitio.
Ya no debemos preguntarnos,
con la mirada nos alcanza,
y con la misma voz que canta,
somos hoy.