Quiero hablarles de una cosa como sangre de esperanza, que respira en nuestro pecho y se mece como el mar. Duerme siempre a nuestro lado y acaricia nuestras manos. Es pasión de libertad y juventud, es mi amor. ¿Cuántas veces su retoño me arrancaba del camino? ¿Cuántas veces su destino fue torcido hasta el dolor? Mas volvió con su esperanza, con su aurora a cada día. Y hay que cuidar de ese broto para salvar a los dos: flor y fruto. Corazón de estudíante hay que cuidar de la vida hay que cuidar de este mundo, comprender a los amigos. Alegría y muchos sueños iluminando los caminos. Verdes, planta y sentimiento, hoja, corazón, juventud y fe.