Sentado sólo en un banco en la ciudad
con tu mirada recordando el litoral
tu suerte quiso estar partida
mitad verdad, mitad mentira
como esperanza de los pobres prometida.
Andando sólo bajo la llovizna gris
fingiendo duro que tu vida fue de aquí
porque cambiaste un mar de gente
por donde gobierna la flor
mira que el río nunca regaló el color.
Carito suelta tu pena
se haga diamante tu lágrima entre mi cuerda,
Carito, suelta tu piedra
para volar como el corcel en primavera.
En Buenos Aires los zapatos son modernos
pero no lucen como en una plaza de un pueblo
deja que tu luz chiquitita
hable en secreto a la canción
para que te acaricie un poco más el sol.
Cualquier semilla cuando es blanda quiere ver
la misma estrella de aquel amanecer
que la salvó del pico agudo
refugiándola a lo oscuro
de la gaviota arrasadora de los surcos.
Carito yo soy tu amigo
te ofrezco árbol para tu nido,
Carito, suelta tu canto
que el abanico de mi acordeón lo está esperando.