Esas minas veteranas
que nunca la protestaban,
sin morfar se conformaban
aunque picara el buyón;
viviendo así en un cotorro,
pasando vida fulera,
con una pobre catrera
que le faltaba el colchón.
Cuántas veces el mate amargo
al estómago engrupía,
y pasaban muchos días
sin que hubiera pa' morfar;
la catrera era el consuelo
de esos ratos de amargura,
que a causa e' la mishiadura
se tenían que pasar.
Ya no existen esas minas
que sólo se conformaban
con lo que'l amigo les daba
siendo amigo de verdá;
hoy sólo quieren vestidos
y riquísimas alhajas,
coche de capota baja
pa' pasear por la ciudá.