La he visto con otro
pasearse del brazo...
Mis ojos lloraron
de pena y dolor.
En cambio, en su cara
sus negros ojazos reían
contentos de dicha y amor.
Recuerdo que en mis brazos
llorando me decía:
Serán pa' siempre tuyas
mi vida y mi pasión...
Jugó con mis amores...
La ingrata me fingía,
dejándome enlutado
mi pobre corazón.
La he visto con otro
pasearse del brazo.
Mis ojos lloraron
de pena y dolor...
Hay noches que solo
me quedo en el cuarto,
rezando a la Virgen
me la haga olvidar...
y al verla con otro
pasar por mi lado,
en vez de matarla
me pongo a llorar.