Percanta que arrepentida
de tu juida
has vuelto al bulín,
con todos los despechos
que vos me has hecho, te perdoné...
Cuántas veces contigo
y con mis amigos
me encurdelé,
y en una noche de atorro
en el cotorro no te encontré.
Te busqué por todo el cuarto,
imaginándome, mi vida,
que estuvieras escondida
para darme un alegrón.
Luego vi si del ropero
la ropa ya habías quitado,
y al ver que la habías llevado
lagrimeó mi corazón.
La carta de despedida
que me dejaste al irte,
decia que ibas a unirte
con quien te diera otro amor.
La repasé varias veces
no podía conformarme
de que fueras a amurarme
por otro bacán mejor.
Recuerdo aquellos días
cuando me decías
mirándome:
Mi amor es sincero y puro,
y yo te juro
que te amaré.
Y que al darte un abrazo
en tus ojazos
lágrimas vi.
Yo no sé, vida mía
cómo has podido engrupirme así.