“vos, sabelino, sin la cordión no sos vos”, le dijo un día villarín.
Se está ‘l costa’o del rancho las horas perdidas con esa música
Como una gangolina. ocasiones rumbea pa’l baile: piso ‘e tierra rega’o,
Faroles desgana’os. las parejas como hamacándose. ¡meta vino y acordeón!
Ya se le refalan los recuerdos en los dedos.
Sale con el paso inseguro. medio se va sosteniendo con el instrumento.
Si los mira ‘e lejos, ni se sabe quién lleva a quién”.
Villarín tenía razón: vos, savelino, sin la cordión, no sos vos.
Acordeón de dos hileras,
Alma y lujo del boliche,
Pa’ que arrugues el silencio
Basta una copa de envite.
Viejo tuerto, dedos mochos,
Que salís de vez en cuando,
Te entreverás en la fiesta,
Te mandás algún vinacho.
Ronco, lerdo, quejumbroso,
Canto de acordeón sencilla
Que elige para lucirse
Chotis, polcas y maxixas.
Una cosa humilde, ¿sabe?
Casi nacida pa’ rancho,
Milonga de gente pobre
Que aleja penas cantando.
Cielo abierto, calle sola,
Terminada la función,
Guarda el fuelle en el estuche;
Se van a tumbos los dos.