La vi pintada,
niña de grises
con su vida triste
tras la piel lunar.
Rara tristeza
sintió mi alma
al ver la pureza
de sus ojos claros.
A su lado la vida
se ha detenido,
el tiempo mirándola está.
Pequeña figura
que allí palpita
su soledad.
Y esa mirada
que dice tanto,
con luz que recuerda
un amanecer.
No quiero hallarla
en mi sendero,
no ansío siquiera
soñar que ella existe.
Cuando la vida
se torne vacío
a mi alma esa niña
temblando vendrá
y me dirá,
con palabras sin voz:
“Nadie está solo,
los hombres luchan,
ve junto a ellos,
aprende a vivir.”