Si pudiera recorrer las venas hacia atrás,
gargantas vivas, el origen del sonido,
o adelante, como mano,
Benjo Cruz siguiendo al Che,
recorrer tus ojos claros, agrónomo Salerno,
vigía de la planta de la vida,
o guardar tus huellas digitales, Víctor Jara,
o cantando retomar los clavijeros,
la nota libre, clave de sol o estrella,
o de oído como en la selva boliviana.
Descifrando cada ruido, si pudiera
con la guitarra hacer un fuego,
incendiar los enemigos
que nos queman,
negarles agua como ellos,
y que el fuego tenga voces,
las de Víctor, Jorge, Benjo,
populares.
Si pudiera abrir las bocas, las guitarras,
fundir las barras de metal, hacer cuchillos,
borrar de la tierra a los traidores
con el filo media luna pequeñita de Bolivia,
ser agujero de la bala de Trelew,
horizonte rojo octubre sobre Pando,
sol herido que ilumina desde Iquique.
Si pudiera vengativo, generoso,
hacer justicia,
proclamar entre todos,
obreros, campesinos,
indios, negros, estudiantes,
mineros, pescadores, sieteoficios,
soldados de lo nuevo,
si pudiéramos ya todos alzar las voces claras,
las de Benjo, Jorge, Víctor
y las que no sabéis;
las voces que son nietas de Hidalgo,
son cielitos ya sin nubes ni rapiñas.
Si pudiéramos, entonces
no tendríamos la dulce obligación
de asumir la angustia de estar vivos
sin un arma todavía entre las manos,
como quietos.