Lo parieron la estancia y la piona. Supo de su madre por un delantal que le secaba el llanto y la nariz. La estancia le quemó la niñez, lo endureció de apuro en una escuela de galpones y trabajo.
Pioncito puro empeine y el pelo como chuza. Como a caballo ‘e piquete lo tienen, de aquí pa’llá, sin sueldo ni domingo, como si fuera un árbol, que con sol y agua le alcanzara.
Dicen que madruga el gallo,
pero yo madrugo más,
él no ha anuncia’o la mañana
y yo ya salgo a ordeñar.
Hay que barrer los galpones
y los chanchos racionar,
Ciriaco, a ver si se mueve,
mucha leña hay que cortar.
Como petiso ’e piquete
el pión pa’ todo ha d’estar,
lo manda la cocinera
y le grita el capataz.
Como petiso ’e piquete
el pión pa’ todo ha d’estar.
Tengo un recadito ’e negro
y un mancarrón muy mata’o,
unas bombachas rotosas
y fumo del que me dan.
¿Sabe? ¡me gustan las chinas!
y me voy a puebleriar,
allá cada quince días
que algún domingo me dan.
Ahí lo tiene al pión pa’ todo,
se lo quise presentar.
Vamos, apure, Ciriaco,
los terneros hay que atar.
Como petiso ’e piquete
el pión pa’ todo ha d’estar.