Cuando soy un taxista
siempre el mar está cerca.
Cuando soy un pianista
acaricio las notas de tu corazón.
Cuando soy un pintor,
pinto tu alma de almendros.
Cuando soy cocinero
sabe tu boca a cabellos de ángel.
Y cuando soy yo mismo,
te regalo las llaves de mi laberinto.
Cuando soy un obispo,
son tus besos catedrales.
Cuando soy un ladrón,
robo todas tus penas.
Cuando soy un piloto
te veo en cada nube.
Cuando soy un mendigo
brillo de codicia al verte.
Y cuando soy yo mismo,
te regalo las llaves de mi laberinto.
Cuando soy un albañil,
te construyo un palafito.
Cuando soy un profesor
apruebo tu conducta.
Cuando soy un marinero
te regalo los vientos.
Y cuando soy un juez
te declaro inocente
Y cuando soy yo mismo,
te regalo las llaves de mi laberinto.