Si vos no me queré... ¿Por qué te quiero tanto?
¿Por qué mi corazón no entiende todavía
que nada puedo hacer sufriendo noche y día,
sabiendo como sé, que vos no me querés?
¡Si nunca llegaré —ni con mi amor en llanto—
al cielo de tu amor, que yo lo sé perdido!
Pero este corazón jamás lo ha comprendido
y vive en un dolor que no te merecés.
Vos no me querés
y te quiero yo...
Vos no me adorás
y te adoro yo...
Vos no me buscás
y te busco yo,,
ciego de ilusión.
Vos no me mirás
y te miro yo...
Vos no me besás
y te beso yo.
Y me atormentás
y te quiero más.
¡Y con más pasión!...
Este es el castigo
que llevo conmigo...
¡Este es el castigo
de mi corazón!
Por más que yo sé bien que soy en tu camino,
la sombra, nada más, de lo que fui en tu vida:
no quiere el corazón que vive en una herida,
no quiere comprender que todo terminó.
Y sin resignación, perdido en el destino
te sigue siempre fiel y lleno de ternura;
porque este corazón no entiende la amargura,
que vos no me querés y que te quiero yo.