Usted toma whisky y yo tomo vino,
distinto es el gusto, distinto el color;
qué importa si tienen un mismo destino,
llegar hasta el alma y ahogar un dolor.
Usted es de arriba y yo soy de abajo
y aquí sólo somos, por una razón,
dos hombres vencidos que llevan un tajo
abierto en el medio de su corazón.
El mismo color de pena,
distinto color de alcohol,
con una misma condena,
en curda de sol a sol.
El mismo color de pena,
distinto color de alcohol,
sabiendo como envenena
queremos la copa llena,
mozo... ¡vino y whisky para dos!
Usted ni pensaba que un día pudiera
llegar al estaño de algún mostrador
y ser sólo un hombre, un hombre cualquiera,
lo mismo que tantos, lo mismo que yo.
Aquí no hay extraños, aquí no hay testigos,
quién más o quién menos confiesa su mal,
con whisky o con vino son todos amigos,
y a nadie le asombra si quiere llorar.