Hoy hacés un martirio de mi vida,
llenándola de angustias, cubriéndola de heridas.
Hoy te escucho mentir y te perdono
y vivo en un tormento, callando tu abandono.
Pero un día este miedo de perderte,
de no hablarte, de no verte,
se me irá del corazón.
Y ese día, sin mordazas ni cadenas,
reiré sobre mis penas y mi desesperación.
Entonces sí comprenderás
lo que es vivir con una herida;
lo que es tener el corazón
atormentado sin razón
cuando al querer se da la vida...
Ya no podrás volver atrás
y entonces sí que llorarás,
todo este amor.
Si sabes que mi amor no se merece
que viva en un infierno que ahoga y que enloquece,
no te importa de mí, ni de esta pena
que ves que es mi calvario, que ves que me envenena.
Sin embargo, soportando tu abandono
todo, todo lo perdono,
escondiendo mi sufrir.
Hasta el día que no esté desesperado
y me vaya de tu lado
sin el miedo de morir.