Con el funyi tirao sobre un ojo
y un amago de tango al andar,
sin apuro, sobrando de reojo,
el último guapo vendrá al arrabal.
Entrará por la calle angostita
y al pasar frente al viejo portón
silbará pa' que vuelva a la cita
la piba que es dueña de su corazón.
El farolito perdido,
el callejón sin salida
y el conventillo florido
saldrán del olvido
de nuevo a la vida.
El almacén de los curdas,
la luna sobre un puñal,
una caricia y un beso
serán el regreso
del viejo arrabal.
Con un fueye que es puro rezongo
y dos violas cinchando al costao,
otra vez, del antiguo bailongo
el último guapo será el envidiao.
Jugará con desprecio su vida
por el sol de un florido percal
y se irá, sin llevar ni una herida,
el último guapo, del viejo arrabal.