¡Luna... Luna!...
Lluvia de tu harina iluminada
cubre de tristeza el corazón.
No podré escuchar más nunca
la canción
de su voz enamorada.
¡Luna!...
Luna que alumbraste mi pasión
dame con tu luz la luz que se llevó.
Dame el brillo que me falta.
¡Luna!...
¡Sabes que es oscuro mi dolor!...
Lloró y lloró. La vi morir.
No supo nunca lo que sufrí.
Su recuerdo es una sombra larga y gris.
Su recuerdo es una herida.
Luna,
préstame la llama que perdí.
Fue nube, fue pluma de ala,
rumor de lluvia, sabor de mar.
Fue brisa de la mañana,
canción de cuna, ronda lejana.
Fue nido de cuatro ramas,
fue vida y sueño, fue fruto y flor,
fue jugo de verde brama,
color de nieve, calor de llama.
Fue todo y fue, lo que no es más.
¡Tan sólo olvido no será!...
¡Luna... Luna!...
Pálida, muy pálida la cara.
Nieve de tu luz sobre la piel.
Duerme lejos, lejos mío sin saber
que la llaman mis palabras.
Luna,
bañan tus cenizas el jardín
¡y ella no podrá jamás volver a mí!...
Novia ausente, sombra helada.
Luna...
¡sabes que es profundo su dormir!...
¡Adiós... Adiós!... Calló después.
¡Junto a su ausencia, lloré y lloré!...
Su perfume está en la rosa y el jazmín
y su sombra en la laguna.
Luna,
¡nunca... nunca más vendrá hasta mí!...