Hoy, recién, recién,
vuelvo otra vez a tu lado con mi vida
escondiendo los fracasos,
ocultando las heridas.
Y hoy al encontrar
la protección de tus manos tan serenas,
recién siento que me apena
saber que te hice mal.
Tenía menos años
y el corazón imprudente
por calles del engaño
rodó, rodó torpemente.
Me amabas, tanto y tanto,
que me cansó tu tristeza
y por no escuchar tu llanto
preferí no verte más.
Hoy, recién, recién,
miro las cosas sin sombras ni mentiras
y comprendo cuanto enseñan
las lecciones de la vida.
Hoy, al retornar,
pensé encontrar el reproche de tu olvido
y tan solo halle el castigo
de todo tu perdón.