Ya sé que me has olvidado.
Ya sé que te fuiste lejos.
Ya sé que con mis consejos
no te voy a enderezar.
Ya sé que no hay más destino
que abrir todas las tranqueras
y galopar campo afuera
para poder olvidar.
Ya ves,
me han dejado triste
tus ojos engañadores.
Ya ves,
coseché dolores
al arar tu soledad.
No sé
si al verme tan lejos
tendrás arrepentimientos.
No sé...
pero lo presiento
que al fin me vas a llorar.
Cuando palpité tu olvido,
cuando vi que estabas ida
quise amarrarte a mi vida
con un tiento de ilusión.
Y al comprender que eras otra,
que no eras mi compañera,
busqué rumbear campo afuera
para engañar el amor.
No quiero alardear de fuerte
¡diciendo que te he olvidado!
Sé que estarás a mi lado
caliente como un rencor.
Pero si existe el castigo
de recordar lo pasado,
ese castigo obligado
lo sufriremos los dos.