Ninguno me hable de penas
porque penando yo vivo
y naides se muestre altivo
aunque en el estribo este
que suele quedarse a pie
el gaucho mas alvertido
Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujeres
era una delicia ver
como pasaban los días
Entonces cuando el lucero
brillaba en el cielo santo
y los gallos con su canto
nos decían que el día empezaba
a la cocina rumbiaba
el gaucho que era un encanto
Y sentao junto al fogon
a esperar que venga el día
al cimarrón le prendía
hasta ponerse rechoncho
mistras su china dormía
tapadita con su poncho
Y apenas el horizonte
empezaba a coloriar
los pájaros a cantar
y las gallinas a apiarse
era cosa de largarse
cada cual a trabajar
venia la carne con cueros
la sabrosa carbonada
mazamorra bien pisada
los pasteles y el güen vino
pero a querido el destino
Que todo aquello acabara