Era un murmullo infinito venido del más allá
era la voz de una madre llenando la inmensidad.
Mi corazón se hizo niño para escuchar la canción
era viajera del tiempo, era de luz y de amor.
La tierra con su latido al universo me hundió.
Soy santiagueño, soy chacarera
como el coyuyo cantor nacido desde la tierra.
Se balance la rama que está en el algarrobal
vuelan las vainas doradas el árbol se vuelve pan
se está acunando la infancia se va endulzando el cantar
con la armonía sagrada de la canción maternal
el árbol guarda la esencia del movimiento inicial.
Soy santiagueño...