Besó la luz tempranera,
la copa de los sauzales,
y las brisas matinales,
peinaron su cabellera.
En la güella carretera,
que abre paso a la granilla,
pone la nota sencilla,
de calorido cancero,
el pintoresco resero,
que va arreando una tropilla.
Y trotan los potros sacudiendo al aire
Las caricias brújulas de sus crines sueltas
Y como una risa,
risa cristalina,
se escucha el cencerro,
con que va indicando,
el rumbo adelante,
la yegua madrina.
Siga, siga, siga
Siga, siga, hopa, hopa
Pampa
Hopa... Hopa...hopa
Lanzando un grito de alerta,
el chajá vuelve a su nido,
resongando en el chirrido,
el día que abre su puerta.
Canta el ave que despierta,
saludando al sol que ensilla,
mientras que por la cuchilla,
levantando nubarrones,
entre picos y terrones
se ve alejar la tropilla.
Y como una risa,
risa cristalina,
se escucha el cencerro,
con que va indicando,
el rumbo adelante,
la yegua madrina.
Siga, siga, siga
Puntera...
Siga, siga, hopa, hopa
Pampa
Hopa... Hopa...hopa.