Adiós para siempre mujer de mis sueños
que ya de mi tierra tranquilo me voy,
cantando la dicha de haberte querido
y de no guardarte el más leve rencor.
Detrás de los mares está mi destino
y aquí queda el tuyo, para descifrar...
Dios quiera que un nuevo cariño de amante
tu pena secreta te ayude a olvidar.
Hice todo lo que pude
por llegarte a complacer
si más no hice, sólo ha sido
porque más no pude hacer.
Ya están en la puerta llamaando bien mío
los brazos abiertos de mi último amor:
bien haya las almas amables y locas
que saben mentirnos la bella traición.
Adiós para siempre, adiós y mil gracias
por todos tus bienes y todo tu mal.
La vida nos lleva por rumbos distintos...
Dios quiera que nunca te vuelva a encontrar.
Hice todo lo que pude
por llegarte a complacer
si más no hice sólo ha sido
porque más no pude hacer.