Adónde me llevas, nube,
cabalgadura del sueño,
a la estrella que ya tuve
o al centro de mis empeños,
o acaso al mirar sin dueño
de un niño que sube y sube
con su corazón pequeño
los cerros que un día anduve.
Adónde me llevas, agua,
cantora del aguacero,
acaso a un rozar de enaguas
o acaso a un abismo fiero,
o en un vuelo de tatagua
saltando de julio a enero;
alas, que mi canto entero
se vuelva acero en la fragua.
Adónde me llevas, ala,
alado aliento del canto,
el tiempo todo lo iguala
pero yo no sé si aguanto
en la quiebra del quebranto,
en la buena y en la mala,
irás cantando una bala
hacia lo que quiero tanto.
Adónde me llevas, brisa
que al pasar preñas la flor,
tráeme pan, techo, camisa,
tráele paz a mi sudor,
levanta mi canto aprisa,
sálvalo para el amor.