Vuelve que te voy a esperar,
ya son como las once y diez.
Mientras vas y vuelves
tienes tiempo de pensar
y recorrer toda tu vida de estos años
y ver cuántas veces has cambiado de pellejo
y cuántos golpes te caben en las manos.
Cuando toques puertas verás
que nadie contesta detrás.
Pero si al volverte para irte
en alguna de las puertas del silencio
hay un quejido.
Atrápalo pronto pues será tu propia voz
que te responde como un eco repetido.
Bueno, creo que basta ya.
Mira, ya son más de las tres.
Ha sido agobiante esta larga discusión
de cuatro horas sobre el tema del suicidio
y el mundo ha seguido,
anda que te anda como ahora
y di por qué no te vas.
Oye, di por qué no te vas.
Mira, di por qué no te vas.
Anda, di por qué no te vas.