El dueño de la tierra
es dueño del agua que la rodea;
por ella corre
o se estanca en ella.
El dueño de la tierra
es dueño del aire que envuelve todo,
que uno respira
y sostiene al ave.
Sé de una sola manera
para que Borinquen pueda
mantener limpia su agua
y respirable su aire:
que llegue a ser, sin más ni más,
dueño de su agua,
dueño de su aire
y dueño de su tierra.