El chuico y la damajuana
después de mucho quejarse
para acabar con los chismes
deciden matrimoniarse.
Subieron a una carreta
tirada por bueyes verdes,
uno se llamaba chicha
y el compañero aguardiente.
Como esto pasó en invierno
y había llovido tanto
tuvieron que atravesar
un río de vino blanco.
En la puerta de la iglesia
se toparon con el cura
que rezaba los misterios
con un rosario de uvas.
Como no invitaron más
que gente de la familia
el padrino fue un barril
y la madrina una pipa.
Cuando volvieron del pueblo
salieron a recebirlo
un cudre de vino blanco
y un odre de vino tinto.
Como estaba preparao
y para empezar la fiesta
un vaso salió a bailar
valses con una botella.
La fiesta fue tan movida
y dura duración
que según cuenta un embudo
duró hasta que se acabó.