(De “La magia más vieja” (1970))
La noche no es buena amiga
del que la empuja descalzo.
El pie anda y averigua
el porqué de cada paso.
Es mejor andar de día
entre nubes y naranjos.
Sólo el pie sobre la huella,
calladito y sin cansancio.
Si el pie averigua las cosas
es muy capaz que se planta.
A veces larga preguntas
que te ahogan la garganta.
Es mejor andar de día
porque el pie se decide.
No conviene andar de noche
para que el pie no averigüe.
Y si nos toca la noche
hay que andarla con cuidado,
después que dieron las doce
a cada pie su calzado.