Esta tonada, que Violeta Parra aprendió de la señora Elena Saavedra en Lautaro, está tocada en guitarra afinada traspuesta, es decir, en una sola tonalidad.
Tanta naranja ma’úra,
tanto limón por el suelo,
tanta niña tan bonita,
tantos jóvenes solteros.
Tanta naranja ma’úra,
tantos limones tan verdes.
Cuando el hombre se enamora
hasta la vergüenza pierde.
A la mar fui por naranjas,
cosa que la mar no tiene.
Metí la mano en el agua:
las esperanzas mantiene.
Para toda la compaña,
cascarita de naranja.
El amor me tiene loco,
perdí’o y sin esperanzas.