(De “La magia más vieja” - 1970)
El calabozo tiene una magia antigua, pero la nuestra es mucho más vieja. Sólo ella nos puede salvar.
Si tú eres mi enemigo
la casa estará cerrada,
alto muro de silencio
en las puertas y ventanas.
Si a muerte vienes doblando
te cruzarán mis amigos
con la vara de la rosa
crecida junto conmigo.
Si estoy dormido en mi casa alguien me cuida el naranjo. No quieran saber la cara ni el relámpago del brazo del que vigila en mi casa cuando en mis sueños trabajo. Tiene millones de caras, tiene años el relámpago.
Mi casa parece nada
vista de afuera.
El patio sube callado
por las higueras.
Las sombras llevan un grillo
como de arma,
desde la higuera misma
llevan su carga.
Si te sientes mi enemigo es mejor que vayas lejos con tu fuego de locura. Rosas de vara pura, violas de viejo amigo te acechan desde los vientos.
Nadie ha podido quemarme
por más que intenten hacerlo.
El viento apaga las llamas
antes que lleguen a incendio.
Y si algún día cayera
por esas cosas que pasan
quedará en pie lo que nombro,
me sobrevive la casa.